EL SOPLO DE VIDA
Dios nos ha concedido un poder tan grande cuando nos dio el SOPLO DE VIDA. El poder de recibir la vida de Dios para que también nosotros podamos dar vida a otros.
La historia que hoy les contaré en breve, mi madre me la ha contado muchas veces cuando vivía y, desde que yo lo pude entender no lo he olvidado. Cuando mi madre me dio a luz hace cincuenta y seis años atrás, ella vio la muerte por que tuvo un parto complicado, por el hecho de que yo venía de pie. Como en todas las posiciones anormales para el nacimiento de un bebé, hay un riesgo adicional para la madre y el feto. En muchos casos, esta posición anormal al nacer obstruye el cordón y pone en peligro el suministro de oxígeno del bebé. Si el bebé permanece sin oxígeno por mucho tiempo, puede sufrir daños cerebrales e incluso morir. Bueno, ese fue mi caso y nací asfixiada, sin respirar, sin llorar; dice mi mamá que en ese momento mas crítico de mi existencia, estaba en la sala de parto el Misionero Inglés, Alfred Eglington, quien escuchó la pregunta que se le hizo a mi padre que si se habría de salvar la vida de una de las dos, quien seria? Claro estaba que con cinco hermanitos antes que yo, mi papá dijo que a mi mamá se le procurara toda la atención para salvarle la vida. Mientras todos trataban de volver a la vida a mi madre, que había estado en el túnel de la muerte, Don Alfred Eglington quien también era medico en el hospital del ILV (Wycliff) tomó mi cuerpo asfixiado y puso una gasa sobre mi cara y con su boca empezó a absorber todo lo que estaba bloqueando mi respiración. La providencia divina guió a ese hombre sencillo, para tener la iniciativa de caminar la doble milla en su trabajo de lingüista, aunque el estaba allí para traducir la Biblia a dialectos de las tribus indigenas. El también usó su conocimiento de Medicina, para salvarme la vida.
El Misionero Eglington me dio un soplo de vida, por eso yo puedo escribir ésta historia hoy. Hay virtudes que tienes, conocimientos que haz adquirido académicamente o en la vida; hay poder de lo alto delegado en ti para dar vida. Hay alguien o algo delante de ti que está esperando que soples vida sobre ellos. No te detengas y hazlo. Yo nunca conocí a este misionero, solo veo su firma y su nombre cada vez que veo mi partida de nacimiento, él está en ese documento como testigo de mi nacimiento. En estos días que estoy en Inglaterra, he hecho todas las diligencias posibles para contactar a su hijo David Eglington, solo para decirle “MUCHAS GRACIAS POR QUE TU PADRE SOPLÓ VIDA EN MI.”
Birmimgham, UK 8, 2016